miércoles, 20 de febrero de 2008

Una niña murciana nacida sin nervios auditivos comienza a oír tras una operación pionera en España

Se trata del primer centro español que ha practicado con éxito un implante de tronco cerebral con sus propios especialistas, quienes han intervenido y efectuado el seguimiento auditivo de la paciente de 14 meses
20.02.08 - 12:07 -
laverdad.es MURCIA
Un equipo de otorrinolaringólogos y de neurocirujanos de la Clínica Universitaria de Navarra, dirigido por los doctores Manuel Manrique Rodríguez, especialista en Otorrinolaringología, y Bartolomé Bejarano Herruzo, especialista en Neurocirugía Pediátrica, ha operado con éxito a una niña de Murcia, de 14 meses de edad, que había nacido sorda por ausencia de nervios auditivos. Como consecuencia de la intervención, la niña ha comenzado a oír y ya ha iniciado el desarrollo del lenguaje, explica el doctor Manrique. En el equipo que ha participado en el procedimiento médico figuran también los doctores Manuel Alegre Esteban, especialista en Neurofisiología, Alicia Huarte Irijo, especialista en Audiología, Valentín Alzina de Aguilar, responsable de la UCI pediátrica, y Alfredo Panadero Sánchez, especialista en Anestesia.
La Clínica Universitaria de Navarra es el primer centro hospitalario que realiza esta operación en España con su propio equipo de profesionales, quienes han efectuado la intervención y el seguimiento postoperatorio y auditivo de la paciente. Con anterioridad, el centro médico había practicado, también con éxito, un procedimiento similar en una niña de ocho años, aunque la particularidad e importancia de este caso reside en la temprana edad de la paciente. En todo el mundo sólo se han efectuado 38 implantes de tronco cerebral en niños menores de 12 años.
La niña, Carmen Serrano Davó, nació con una enfermedad congénita caracterizada por la ausencia de nervios cocleares (auditivos), que son los encargados de transmitir al cerebro los estímulos sonoros recibidos por la vía auditiva desde el exterior. Cabe señalar, que la incidencia de esta enfermedad en la población general es muy baja. Se calcula que afecta a un recién nacido de cada 100.000.
Los nervios auditivos, que en el caso de la niña murciana eran inexistentes, conectan la parte más externa de la vía auditiva (oído externo, medio e interno) con los núcleos cocleares situados en el tronco cerebral (del encéfalo), que es uno de los centros de la vía auditiva donde se procesa la información recibida del exterior. “Se trata de una paciente –explica el facultativo- a la que no íbamos a poder tratar ni con audífonos, ni con implantes cocleares, puesto que aquello que tenemos que estimular, lo que tiene que conducir el impulso, es el nervio coclear que en su caso no existe”.
El procedimiento quirúrgico
La ausencia de nervio coclear o auditivo hace imposible que el cerebro de las personas afectadas por esta patología procese el sonido que llega desde el exterior. Por este motivo, el tratamiento consiste en estimular directamente los núcleos cocleares. “Estimulamos el sistema auditivo en los núcleos cocleares. Por eso la operación consiste en implantar unos electrodos sobre estos núcleos, en el tronco del encéfalo, de forma que se restablezca la continuidad de la vía auditiva y se consiga que el impulso eléctrico llegue hasta el córtex auditivo (en el cerebro), lugar donde se interpreta y se concede significado al estímulo que llega”.
Así, la primera fase de la intervención, practicada por el equipo de la Clínica Universitaria de Navarra el pasado mes de octubre de 2007, consistió en implantar en el tronco cerebral de la niña, sobre los núcleos cocleares, una placa de electrodos. Para depositar allí los electrodos, el acceso hasta el tronco cerebral se realiza mediante una craneotomía (abertura) de 3 por 3 cm que permite al neurocirujano retraer ligeramente el cerebelo para acceder al lugar preciso donde debe situarse el implante.
Una vez colocado el sistema de electrodos, y durante la misma operación, se practican pruebas de estimulación del dispositivo para confirmar el lugar exacto donde debe situarse. “Se estimulan uno a uno los 22 electrodos que constituyen el implante para comprobar en cuáles se obtiene una respuesta auditiva. Para ello, se practica un control electroneurofisiológico en el que participan los equipos de Audiología y el de Neurofisiología. Este control intraoperatorio de la estimulación de los electrodos y de la respuesta auditiva que se obtiene de cada uno de ellos nos permite reposicionar el implante ‘in situ’, durante la operación, hasta dar con la mejor ubicación”, describe el doctor Manrique.
Activaciones muy importantes
El especialista destaca que, hasta la fecha, en las dos intervenciones practicadas en niños en la Clínica Universitaria de Navarra, se han conseguido activaciones muy favorables de los electrodos. “Generalmente, de los 22 electrodos que se implantan, la media de activación, sin que se produzcan efectos colaterales se sitúa en 10. En las dos intervenciones efectuadas hemos conseguido estimular 15 y 18 electrodos respectivamente”, precisa.
Durante la misma operación se sitúa, de forma subcutánea, en la cabeza de la paciente un receptor-emisor que está conectado por cable al dispositivo de electrodos. Este receptor es el que obtiene el sonido de otro dispositivo colocado en el exterior de la cabeza de la niña, que es el encargado de transmitir el sonido al interior mediante ondas de radiofrecuencia.
El equipo externo consta además de un micrófono, colocado detrás de la oreja de la paciente que, a su vez, está conectado a un procesador –corporal en el caso de los niños y retroauricular (trás el pabellón auditivo) en adultos-, necesario para modular las características de las señales sonoras recibidas a través del micrófono.
El receptor interno es el encargado de decodificar la señal que recibe del exterior y de transformarla en impulsos eléctricos que llegan de forma codificada a cada uno de los electrodos. Es entonces cuando la niña recibe un estímulo que se propaga por la vía auditiva hasta el cerebro, donde se procesarán los impulsos eléctricos recibidos.
Parámetros de estimulación
En la última fase del procedimiento, practicada en enero de 2008, se determinan los parámetros de estimulación que se van a imprimir al dispositivo implantado: intensidad y velocidad de estimulación. “Ahora estamos en esa fase del tratamiento, que es larga y complicada porque se trata de una niña que tiene un año y medio. Una paciente de esta edad no puede expresarse y, por tanto, no puede facilitarnos información sobre sus percepciones. Por este motivo, es una fase delicada, en la que tenemos que actuar con mucho cuidado y esperar pequeños resultados que nos guíen para poder introducir las modificaciones oportunas en la estimulación”, señala el especialista.
Constataciones auditivas
El doctor Manrique asegura que durante las revisiones realizadas a la paciente se ha podido constatar que la niña ya recibe sonidos e incluso ha empezado a producirlos. “Se trata de un indicio muy positivo. Lo que no podemos esperar es que tras unos pocos meses de evolución, la niña llegue a estructurar y pronunciar una frase o tenga la capacidad de entender una conversación, aunque sea sencilla”, advierte el especialista. “Es necesario esperar –subraya- porque estos momentos son comparables a los de un recién nacido que está desarrollando el lenguaje y en las primeras etapas no es capaz de interactuar en una conversación”.
El especialista destacó la importancia de practicar estas intervenciones a una edad temprana dado que la capacidad de aprendizaje es mayor y la estructura funcional de los centros auditivos está mejor preparada para recibir la información acústica. “Las expectativas de los resultados auditivos son mejores a esta edad que en edades más avanzadas”, concluye el doctor Manrique.

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