domingo, 17 de febrero de 2008

CARTAGENA / La prostitución en las calles del casco antiguo va a más pese a la presencia policial

La presidenta de la asociación recibe amenazas de muerte por su continuas denuncias en los medios Se han quejado al Ayuntamiento en 27 ocasiones
ANTONIO LÓPEZ/ La Verdad
Ni el cierre de cuatro clubes de alterne que funcionaban camuflados como bares, ni el aumento diario de la presencia policial por la calles del casco antiguo impiden que siga aumentando el número de prostitutas en la plaza de San Francisco y sus alrededores (calle San Vicente, Palas y Cuatro Santos). Es una situación que se ha agravado en el último mes y especialmente durante los fines de semana.
A plena luz del día. Así es como captan clientes las profesionales del sexo. Jóvenes prostitutas que ofrecen sus servicios en la calle, a cualquier hora y por un mísero puñado de euros. En las plazas, en las esquinas, junto a las zonas infantiles. Da igual el sitio. Abordan al primero que pasa por delante de ellas y les intentan seducir con sus mejores palabras.
Una vez captado al cliente, las mujeres se dirigen a casas particulares que utilizan como burdeles clandestinos en la calle Cuatro Santos o en los solares abandonados del Molinete o del Monte Sacro. Un vecino de la zona y dueño del restaurante árabe Al Jaima, Abdelkabir Benapour, señaló a La Verdad que algunas hasta pagan más de mil euros por alquilar un piso de los alrededores.
Los fines de semana, peor
Según el vicepresidente de la Asociación de Vecinos del Casco Antiguo-Isaac Peral, Juan Antonio Guerra, la situación se agrava los fines de semana. «Es el momento en el que los inmigrantes, sobre todo marroquíes, vienen de la afueras de trabajar en el campo. Se emborrachan y es cuando buscan satisfacer su deseo sexual».
Guerra critica que la Policía Local se haya desentendido del tema. Ahora, dijo, se encargan de patrullar las calles las 24 horas del día la Policía Nacional, «pero ni con esas logran acabar con este problema». Vienen y piden la documentación a todas la jóvenes «pero no les pueden hacer nada», matizó José Antonio Guerra.
La situación cada día va a peor. La presidenta de la Asociación, Natividad Guerra, explicó a La Verdad que debido a la cantidad de veces que lo ha denunciado al Ayuntamiento, hasta la han llegado a amenazar: «Me dijo un búlgaro que me pondrían una bomba en la plaza de San Francisco para deshacerse de mí. Y ahora me quiero desligar un poco de todo esto».
Los responsables de la Asociación han enviado hasta 25 escritos al responsable de seguridad de la administración municipal. Hasta el momento no han visto respuesta. Jose Antonio Guerra piensa que una solución sería «pedir la documentación a todos los que solicitan sus servicios, y como el cien por cien son extranjeros indocumentados, expulsarlos del país. De esta forma las prostitutas se quedarían sin clientes y se marcharían».

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