jueves, 27 de diciembre de 2007

CARATEGENA / Villancicos en mitad del océano

Militares de buques y destacamentos de la Fuerza de Acción Marítima en misiones internacionales cuentan a 'La Verdad' cómo viven las fiestas navideñas
27.12.07 -
GREGORIO MÁRMOL/ La Verdad
A miles de millas de una Cartagena alumbrada por millones de microbombillas que visten sus principales calles y ensordecida por los villancicos, que ya suenan cansinos en todos los comercios, también hay Navidad. La hay donde el Atlántico pierde su nombre para convertirse en un mar de bloques helados; se vive también en un islote del inmenso Mediterráneo adonde sólo llega de vez en cuando el lejano rumor de los motores de los mercantes que quieren salir al Atlántico.

Decenas de militares cartageneros celebran muy lejos de sus familias las fiestas navideñas y de Año Nuevo. La Fuerza de Acción Marítima (FAM) de la Armada tiene desplegadas unidades y destacamentos por medio mundo, donde sus miembros trabajan con discreción al servicio de la ciencia y de la seguridad nacionales.

«De camino a Ushuaia (Argentina) nos hemos encontrado con pescadores gallegos. Nos hemos saludado y felicitado las fiestas», explica satisfecho el capitán de fragata Pedro Luis de la Puente, comandante del Hespérides. El buque de investigación oceanográfica inició el día 10 de noviembre su decimoquinta campaña antártica y De la Puente está al frente de 55 marinos que apoyan a los científicos en la realización de estudios en el continente helado. «Dentro de lo que cabe, lo pasamos bien. Sabemos perfectamente por qué y para qué estamos aquí», cuenta a La Verdad a través del teléfono vía satélite, mientras navegan hacia el último puerto argentino. Allí pasarán la Nochevieja y el 2 de enero se harán de nuevo a la mar para realizar una expedición científica que les alejará de tierra firme hasta el 9 de marzo.

Descanso a bordo

La jornada acaba de empezar para la tripulación. En el segundo día de Pascua, reanuda las labores de mantenimiento interrumpidas por Navidad y en unas horas comenzará los ejercicios de tiro. Sólo el cocinero, Roberto Ferreira, y el suboficial de víveres, Félix Carrillo, siguen pensando en clave navideña: además de atender el día a día, deben organizar y preparar ahora los menús de fin de año, que no es labor baladí.

«La cocina une», revela el comandante, quien recuerda que en Nochebuena, tan lejos de casa y con una misión común, se acortan las diferencias personales. De los entremeses, los langostinos y el solomillo dieron cuenta, sentados a la misma mesa, marineros y oficiales. Después hubo turrones, villancicos, una copita y la visita de Papá Noel, aunque todos se fueron temprano a la cama.

Pero, ¿cómo se lleva estar tan lejos de casa en fechas tan señaladas? «Es difícil. La comprensión, el buen humor y el apoyo son claves para compensar la lejanía de la familia. Por otro lado, el Cuartel General de la Armada nos facilita a cada uno 50 minutos de conexión telefónica entre el 20 de diciembre y el 10 de enero. Son las llamadas de moral y bienestar. Y bien que se notan», reconoce De la Puente.

El capitán de corbeta Carlos Arenas, comandante del otro buque oceanográfico de la FAM, el Las Palmas, añade otra teoría. «Ya sales de Cartagena mentalizado. Por lo menos aquí tienes las recompensa de ver la Antártida, que es una cosa espectacular».

En el Hespérides nadie quiere mirar el calendario para ver cuánto queda hasta el 6 de mayo de 2008, fecha de regreso. Todo lo contrario que en la isla de Alborán, a media distancia entre las costas malagueña y marroquí. Allí abajo, los hombres del capitán Rodolfo Villena han iniciado la cuenta atrás para que llegue mañana su relevo tras 20 días en el islote. Y rezan para que el mal tiempo no demore la vuelta a Cartagena.

«Hemos tenido una Nochebuena y un día de Navidad tranquilos», reconoce este oficial de Infantería de Marina, de 34 años. Otras veces, la presencia de pateras ha obligado a no distraerse ni un minuto mientras toda España conmemoraba el nacimiento de Jesús. «Al no haber presencia de personal -dice en alusión a los inmigrantes-, hemos rebajado un poco la guardia, pero siempre atentos», advierte.

Los marineros y soldados de guardia en ese islote clave para el control de la navegación en la puerta del Estrecho de Gibraltar dieron cuenta en Nochebuena de un relleno de carne y del vino que les llevó el almirante del Arsenal de Cádiz en una reciente visita.

Quienes más relajados llevan estos días son los hombres y mujeres del Las Palmas. Desde el puerto de Ushuaia, donde descansan unos días, el comandante Arenas tiene la explicación: cinco militares han recibido las visitas de sus esposas. A bordo se mantienen las guardias, mientras quienes están libres se oxigenan en tierra firme.

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