lunes, 20 de agosto de 2007

Piden vigilancia nocturna en aguas del Mar Menor para evitar el «descontrol»

Un equipo de 'La Verdad' acompaña a los profesionales de Salvamento Marítimo de la Comunidad en una noche de sábado por la laguna salada
DANIEL VIDAL/MAR MENOR/La Verdad
No se parece a David Hasselhoff -el implacable Mitch Buchannon de Los vigilantes de la playa- ni tiene nada que ver con el papel de Kevin Costner en The Guardian, pero Luis Gestoso puso en la noche del sábado todo el ímpetu que le confiere haber estrenado hace sólo unas semanas el cargo de director general de Protección Civil para trabajar unas horas, codo con codo, con los verdaderos ángeles del Mar Menor: los miembros de Salvamento Marítimo de la Comunidad Autónoma.

El objetivo era comprobar, de primera mano y con los medios de comunicación como testigos, cuánto hay de cierto en esa nueva máxima de que los barcos que navegan por la laguna salada las noches de los fines de semana se vuelven, en muchos casos, verdaderas salas de fiestas en un enclave donde los controles policiales y la vigilancia brillan por su ausencia. Por ello, el director general de Protección Civil aclaró que este organismo «no es competente para realizar controles de alcoholemia ni ejercer labores de vigilancia policial. De eso se tiene que ocupar la Guardia Civil y la Policía Nacional. La Delegación tiene que poner los medios que sean necesarios para evitar incidentes como el que le costó la vida a una persona a principios de mes». La comitiva estaba encabezada por el propio Gestoso, el concejal de Seguridad y Protección Civil del Ayuntamiento de San Javier, Manuel Leal y uno de los lobos de mar con más experiencia de la Región, el coordinador marítimo de Protección Civil en la zona norte, Vicente Salas. A su lado, su amigo Sergio Gil, jefe de Protección Civil de Los Alcázares. No se pueden contabilizar la cantidad de rescates que han coordinado juntos, aunque sí asegurar que se han materializado en una unión casi de sangre.

En la rueda de prensa improvisada que se organizó en el Puerto de Tomás Maestre antes de zarpar con las cuatro embarcaciones de Salvamento Marítimo, el único que tuvo tiempo para hablar fue el concejal de San Javier, porque cuando Vicente Salas tomó la palabra, un aviso de emergencia cortaba bruscamente la intervención ante los medios: «Un barco con tres personas a bordo ha encallado cerca de aquí, frente a La Llana». En menos de cinco minutos, en los que se prepara el equipo y se descifran las coordenadas que aporta el navío accidentado, la embarcación Punta de Algas mete la velocidad narco y sale como una flecha hacia el lugar del siniestro, una escollera natural de La Manga, justo en el límite entre San Javier y San Pedro del Pinatar. Se acabó la rueda de prensa. Empieza el rescate.Cuando la Punta de Algas llega al barco, comienza a informar de la situación a Sierra Lima 2 y a La Maestral, las otras dos embarcaciones que hacen la guardia de la noche del sábado. La presencia de un rescatador en el agua, que se acerca hasta la escollera a nado, impide a las demás naves acercarse más de lo que ordena Vicente Salas. David, el socorrista, trata de convencer a los tres accidentados -que salieron ilesos- de que la manera más sencilla para llevarlos a tierra es que se lancen al mar y subirlos al Punta de Algas. Pero el patrón se niega a abandonar el barco y a mojarse, y pide a David que se acerque la embarcación de Salvamento Marítimo. «El rescate lo dirigimos nosotros, déjaselo claro. Y dile que no pensamos meter el barco ahí, porque para barco roto ya está el suyo». Las órdenes son contundentes y, al final, se cumplen. Los tres, con sendos chalecos salvavidas, se tiran al mar. David los traslada a la barca del 112. Se acabó el rescate.Protegidos por mantas, el patrón y el rescatador del Punta de Algas ponen a salvo a los tres náufragos en el puerto de Tomás Maestre, donde la austeridad de una barca de dos metros con dos tripulantes a bordo, en la que una linterna hacia arriba sirve como luz reglamentaria, contrasta con la majestuosidad de un yate que sale a navegar justo cuando las estrellas empiezan a ganar terreno a las nubes en el típico cielo de agosto.Salvamento Marítimo se vuelve a las aguas del Mar Menor. a eso de las 00.30 horas, en dirección a las aguas de la discoteca ZM, donde, habitualmente, viernes y sábados se concentran decenas de canoas y pequeñas barcas cuyos tripulantes disfrutan de una verdadera noche de fiesta en el mar sin visitantes incómodos.
A medida que las tres barcas de Salvamento se acercan al destino final, Sergio Gil apunta que todos los barcos que se van encontrando en el camino, fondeando, suelen albergar verdaderos guateques en el interior de los camarotes o en plena cubierta «y no se puede llevar una embarcación con varias copas de más». Ya en aguas del ZM, un cumpleaños feliz vía megáfono rompe violentamente el silencio de la noche. Fiesta de cumpleaños en alta mar. Y la gente disfruta. Pero la intención de estos lobos de mar, cuando vuelven al puerto sobre las 3.00 de la madrugada, es que en La Manga sólo haya diversión, no accidentes que acaben en tragedia.

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