martes, 8 de enero de 2008

SAN PEDRO DEL PINATAR/ «A mi madre ya no le quedan más lágrimas»

Uno de los hermanos del joven fallecido por una pedrada desde un puente de la AP-7 asegura que «encontrar al culpable no nos aliviará el dolor»
ALEXIA SALAS/ La Verdad
La rabia se mezcla con el dolor en la familia de Francisco Javier Martínez Huéscar. Pocos días después de que la muerte lo eligiera por el más cruel azar, cuando regresaba a casa en el coche de un amigo y una piedra arrojada desde un puente le segara la arteria aorta, su madre y sus siete hermanos intentan levantar cabeza del segundo golpe en pocos meses que les asesta la vida. El padre de esta familia numerosa murió recientemente de Alzhéimer. La suya es una pena reincidente. «Es sobre todo lo de mi hermano lo que ha dejado peor a mi madre. Con ocho hijos, ha pasado ya de todo, pero ésto Creo que ya no le quedan lágrimas», dice Pedro Martínez Huéscar, el tercero de los ocho hermanos y uno de los más unidos a Francisco Javier.
Pedro ha perdido a un hermano y a un empleado, ya que el joven malogrado era electricista como él y trabajaba para la empresa creada por dos de sus hermanos. «Era cumplidor, extrovertido, deportista, bien parecido, con uno ochenta y cinco de estatura, muchos amigos y muchas ganas de disfrutar», cuenta Pedro hasta que el recuerdo le rompe la voz. «No, no tenía planes. Con 26 años sólo pensaba en disfrutar, en estar con los amigos y jugar al fútbol. Sus compañeros le querían mucho y quieren hacerle un homenaje para recordarle», comenta su hermano, el tercero de la familia. Sabe que para su madre será «una losa para toda la vida, algo que no podrá superar nunca, aunque todos estamos con ella, hijos y nietos».
A él, sin embargo, le carcome el desasosiego de cómo murió su hermano. Una muerte aún más irracional si cabe, con una cuenta pendiente. Por eso, ayer volvió al puente desde donde fue lanzada la piedra que destrozó a su familia. Dio unas vueltas sobre el mismo suelo que pisó quien quiera que lanzase la piedra mortal la noche del pasado jueves. Desde lo alto de la autopista se preguntaba una y otra vez lo mismo. Sin encontrar respuesta. Alguien, hace unos días, pensó desde allí que tenía la vida de los demás en sus manos.


«Sé que la Policía Judicial está volcada en el caso y que al fin sabremos quién ha sido», explica Pedro Martínez. ¿Rencor? «No sé, ni siquiera sé quién mató a mi hermano, porque esto ha sido un asesinato. En cambio, creo que quien lo ha hecho no pensó en las consecuencias, pero, ¿y si le da a un conductor que lleva a toda su familia y los mata a todos? », se pregunta el hermano. En estos días de duelo, las emociones se clavan cada día en la vida cotidiana de la familia: «Rabia sí, y tristeza, pero sé que lo peor está por venir. Uno no se lo cree, que él ya no esté aquí, que todo haya pasado de esta manera. Es un asesinato, un homicidio, no sé si voluntario o no, pero ha matado», se repite Pedro. «Intentas seguir adelante y trabajar, pero eso está ahí », se sincera. ¿Aliviaría algo el dolor encontrar al culpable? «El dolor por la pérdida de un ser querido, de un hermano, de un hijo, no lo alivia nada. Nada nos lo va a devolver ya, pero puede que lográramos que no se vuelva a repetir una cosa así tan brutal», explica. La familia no espera ni actos ni homenajes, según comenta el hermano: «Si sus compañeros del fútbol quieren dedicarle unos minutos de silencio, acudiré sólo yo, porque soy el único que, como mi hermano, estaba metido en el fútbol, pero para mi madre ya no hay consuelo; esto ya es para siempre».

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