viernes, 14 de septiembre de 2007

Artesanía tradicional murciana: EL ESPARTO

Es el esparto una hierba gramínea, vivaz, de hasta 1 metro, cespitosa, perenne. Sus hojas son persistentes, radicales, tan arrolladas sobre sí y a lo largo que aparecen como filiformes, duras, muy tenaces, lampiñas y de unos 40 a 60 cm. Posee una panoja floja, amarillenta y ramificada. Crece en terrenos incultos, áridos y pedregosos del centro y sur de la Península Ibérica y el norte de África.

Los romanos conocían ya esta especie vegetal y la valoraban por su alta resistencia y perdurabilidad. Resulta fácil comprender que, tras el paso del tiempo, las gentes de campo hayan ido añadiendo nuevos usos domésticos y diferentes modos de tejer sus hojas. Es más, cálidas vivencias e ingratos recuerdos de nuestros mayores permiten afirmar que la vida doméstica giraba en torno al esparto: existía la cultura del esparto.

La artesanía del esparto comienza con los meses estivales. Gramínea como es, alcanza su sazón en el centro del verano (julio y agosto). Situados ante una atocha (nombre común de la espartera), se reúnen varias hojas (de 20 a 30) que se enrollan sobre un “palillo” pequeño, del que se tira enérgicamente y hacia arriba en la dirección de aquéllas hasta arrancarlas del tallo. Es un método rápido de extraer los ramos, pero con frecuencia llega a desprenderse también parte de la cepa inferior. Además, las finas “colas” superiores de las hojas quedarán dañadas por el “palillo”.




Otro modo de recolección menos agresivo para la planta sería: reunidas en un ramo de 8 a 10 hojas, se aprietan con la mano fuertemente y se tira hacia arriba enérgicamente. Aunque es un trabajo más lento que el anterior daña menos las hojas.
Tras la recolección de muchas hojas, en el mismo terreno se procede a la limpieza y selección, desechando las piezas secas, partidas o dañadas. Los espartos recolectados se agrupan de nuevo en pequeños mazos que permitan ser expuestos al sol convenientemente durante 40 días. Es importante para que el esparto se “cure” y torne su color hacia el amarillo pálido propio.





Una vez curadas las hojas de esparto, éstas podrán seguir dos caminos, según sea para trabajarlo directamente como esparto crudo o para hacerlo en forma de esparto “picao”:
+ El esparto crudo. Puesto que está seco ha de ser remojado uno o dos días antes de trabajarlo para que recupere la flexibilidad necesaria. Es apropiado para confeccionar la pleita, el cordelillo y las labores de cachuleros (también llamados cernachos) –artes para coger caracoles.
+ El esparto “picao”. Tras el secado propio del esparto crudo, habrá que sumergir los haces en agua unos 40 días para que adquieran más resistencia. Transcurrido este tiempo, se deja secar y se procede al picado de las hojas. Con una maza de madera (generalmente de encina) se golpea repetida e insistentemente contra un tronco (de almendro, pino o similar) hasta que las múltiples fibrillas que conforman las hojas queden separadas. Ya estamos ante la fibra preparada para ser trabajada.
· El esparto crudo se tejerá en anchas tiras (pleita) formadas por tantos ramales como se desee, siempre que sean impares (los más usuales están comprendidos ente 13 y 19). Cada ramal está formado a su vez por 4, 5 ó 6 espartos. Esta larga cinta configurará las cestas, capazos, alfombras, tizneros y otros objetos, según voluntad y criterio del artesano.
· El esparto “picao” se destina a tejer guita (cuerda formada por 3 ramales) y soga cerneja –también recincho- (formada por 5 ó 7 ramales). Se tejen, así mismo, los soguillos de 4, 5 y 8 ramales. Los de 8 ramales destacan por el resultado; es una cuerda de sección cuadrada, utilizados frecuentemente como ramalera para las bestias.




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