domingo, 23 de septiembre de 2007

Las lluvias arruinan la playa a los turistas, pero los hoteles costeros continúan llenos

Los establecimientos hoteleros murcianos afirman mantener un nivel de clientela similar a la que ya tuvieron el mismo mes del pasado año
ALICIA NEGRE/MURCIA/La Verdad
Pese a que el calendario aún remite al estío, y hace apenas unas semanas que se alejó el caluroso mes de agosto, las chanclas y los bañadores ya parecen haber quedado relegados al fondo del armario. Las playas, en estos días, aparecen mojadas y solitarias. El otoño, más que adivinarse, ha entrado con fuerza.


Este inusual mes de septiembre ha sorprendido a la Región con numerosas jornadas en las que las nubes han encapotado el cielo murciano y las lluvias han empapado esta tierra. Pese a esta desafortunada climatología, el sector hostelero de la Región no ha tenido que lamentar grandes pérdidas y, muy al contrario, parece haber alcanzado unas cotas de alojamiento de turistas bastante altas.


«La ocupación no ha sido mala, cerca de un 90%, aunque sí incierta», afirma Carlos Franco, director del hotel Galúa, situado a orillas del Mar Menor. «No se puede prever nada con anterioridad; la incertidumbre es máxima».


Las nuevas tecnologías parecen haber afectado, también, a este proceso y han ayudado a retardar hasta el último momento las decisiones de los veraneantes. «Tanto las reservas como las anulaciones han variado mucho en los últimos tiempos», señala Franco; «antes el cliente era mucho más cautivo, ahora ya no». Esta estrenada libertad del turista le otorga una mayor decisión a la hora de contratar una plaza de hotel, pero también más prontitud a la hora de abandonar el establecimiento si las condiciones climatológicas no son las esperadas. «Si una familia viene para siete días», señala Franco, «y el quinto hace malo, se va». La climatología adversa vivida durante estas últimas semanas en el litoral murciano no parece haber sido muy dañina. Las anulaciones, pese a haber hecho acto de presencia, no han sido muy frecuentes.


Asimismo, esta nueva forma de contratar los servicios hoteleros ha provocado también multitud de peticiones de habitación de última hora. «En una tarde llegamos a tener hasta treinta reservas para el día siguiente», apuntan desde el hotel Cala Real, en el municipio de Águilas. Gracias a esos turistas imprevistos, este establecimiento ha podido conseguir este septiembre una ocupación incluso superior a la del pasado año, un 92%.


Esta cifra parece haber sorprendido, incluso, a la propia dirección del hotel, que tenía previstos tan sólo la mitad de clientes para estos días.


El temporal, pese a su empeño, parece haber fracasado en su intento de arruinar el fin de estío a muchos veraneantes que se han acercado a las costas murcianas. Optimistas y desafiantes, estos turistas tardíos exprimen, con ahínco, sus últimos días de vacaciones. Aunque sean pasados por agua.

1 comentario:

Anónimo dijo...

lástima que toda esa agua no solo no se aproveche sino que sale directamente al mar llevándose la arena de las playas