La plataforma 'No gracias' defiende la independencia de los profesionales frente a intereses empresariales
13.01.10 - 00:50 -
J. P. PARRA MURCIA. / la Verdad
Los 1.200 médicos que en mayo asistieron en Murcia a una de los congresos más potentes del año -el organizado por la Sociedad Española de Reumatología- disfrutaron como fin de fiesta de un concierto de La Unión. Antes, como ocurre en todas las citas de este tipo, pudieron conocer la ciudad y comer gracias a un presupuesto financiado generosamente por la industria farmacéutica. La actividad científica y formativa en España depende en buena medida de los laboratorios, que además envían regularmente a las consultas de los médicos a 'visitadores' para tratar de convencerles de que su producto es el mejor. Ya no van cargados de regalos, como ocurría hace años, pero los agasajos pueden llegar, por ejemplo, si se participa en ensayos clínicos o en estudios promocionados por estas empresas.
Algunos galenos quieren poner fin a esta relación porque la consideran «poco transparente». Abogan por una mayor independencia y piden que las administraciones y la propia profesión regulen y pongan límites a estas prácticas. Por eso, han decidido impulsar en la Región la plataforma 'No, gracias', una iniciativa que nació en los países anglosajones y que se está extendiendo como la pólvora por toda Europa. La Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Murcia (ADSP) arropará mañana (18.30 horas en la sede del Colegio de Médicos) la presentación de este proyecto.
«Queremos abrir el debate», explica Abel Novoa, uno de los principales impulsores de la plataforma en la Región. «No podemos establecer categóricamente cuáles son los límites entre lo que es ético y lo que no lo es, pero si todos tenemos claro que no es aceptable que un político admita determinados regalos por parte de una empresa, habrá que plantarse qué ocurre en el caso de la relación entre los médicos y la industria». Las palabras de Novoa cobran especial relevancia porque este facultativo, que ahora ejerce en el centro de salud de Alguazas, fue director general de Calidad Asistencial, Formación e Investigación Sanitaria de la Consejería de Sanidad en la legislatura pasada. «Uno de los principales problemas reside en que no hay financiación de la administración para que los médicos se formen e investiguen -denuncia- con lo que la única salida que le queda al profesional es ponerse en manos de la industria farmacéutica. Hay una responsabilidad por parte de los poderes públicos en todo esto». Los congresos, los ensayos clínicos, los estudios que se publican en las revistas científicas: casi todo se lleva a cabo con dinero de las empresas del sector. La plataforma no pretende acabar con la iniciativa privada, sino que haya un mayor peso de lo público, de forma que quede garantizada la independencia frente a intereses empresariales.
Ellos intentan practicar con el ejemplo. «No niego la colaboración con la industria. Acepto que me inviten a un congreso si creo que es interesante, pero por ejemplo no dejo que me inviten a comer o a cenar. Rechazo lo que quede fuera de lo estrictamente formativo», explica Carmen Guerrero, microbióloga. «De lo que se trata es de no aceptar nada que pueda luego hacerte sentir obligado a recetar un determinado fármaco», apunta Juan Antonio Sánchez, médico de familia y presidente de la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública de la Región.
Leyes y códigos
Piden que haya una mayor regulación. La Ley del Medicamento aprobada en 2006 prohibe «el ofrecimiento directo o indirecto de cualquier tipo de incentivo, bonificaciones, descuentos, primas u obsequios por parte de quien tenga intereses directos o indirectos». Sin embargo, las comunidades autónomas «debían desarrollar un reglamento que en el caso de Murcia no se ha hecho», apunta Abel Novoa. En los últimos años han aparecido además diversos códigos éticos. El propio sector, agrupado en Farmaindustria, puso fin a los viajes pagados a los acompañantes de los asistentes a los congresos, y pide ahora más moderación en los hoteles que se escogen o en los tiempos de estancia.
Algunas cosas, efectivamente, han cambiado. «Antes podían elegir Cancún para presentar un medicamento y llevar allí a médicos de todo el mundo. Ahora se supone que todo debe estar más justificado», explica Novoa. Pero queda mucho por hacer. «En otros países hay una mayor concienciación que en España». Aquí, la clase médica todavía no ha abierto el debate. Pero este grupo de profesionales murcianos está decidido a hacerse oír.
13.01.10 - 00:50 -
J. P. PARRA MURCIA. / la Verdad
Los 1.200 médicos que en mayo asistieron en Murcia a una de los congresos más potentes del año -el organizado por la Sociedad Española de Reumatología- disfrutaron como fin de fiesta de un concierto de La Unión. Antes, como ocurre en todas las citas de este tipo, pudieron conocer la ciudad y comer gracias a un presupuesto financiado generosamente por la industria farmacéutica. La actividad científica y formativa en España depende en buena medida de los laboratorios, que además envían regularmente a las consultas de los médicos a 'visitadores' para tratar de convencerles de que su producto es el mejor. Ya no van cargados de regalos, como ocurría hace años, pero los agasajos pueden llegar, por ejemplo, si se participa en ensayos clínicos o en estudios promocionados por estas empresas.
Algunos galenos quieren poner fin a esta relación porque la consideran «poco transparente». Abogan por una mayor independencia y piden que las administraciones y la propia profesión regulen y pongan límites a estas prácticas. Por eso, han decidido impulsar en la Región la plataforma 'No, gracias', una iniciativa que nació en los países anglosajones y que se está extendiendo como la pólvora por toda Europa. La Asociación para la Defensa de la Sanidad Pública de Murcia (ADSP) arropará mañana (18.30 horas en la sede del Colegio de Médicos) la presentación de este proyecto.
«Queremos abrir el debate», explica Abel Novoa, uno de los principales impulsores de la plataforma en la Región. «No podemos establecer categóricamente cuáles son los límites entre lo que es ético y lo que no lo es, pero si todos tenemos claro que no es aceptable que un político admita determinados regalos por parte de una empresa, habrá que plantarse qué ocurre en el caso de la relación entre los médicos y la industria». Las palabras de Novoa cobran especial relevancia porque este facultativo, que ahora ejerce en el centro de salud de Alguazas, fue director general de Calidad Asistencial, Formación e Investigación Sanitaria de la Consejería de Sanidad en la legislatura pasada. «Uno de los principales problemas reside en que no hay financiación de la administración para que los médicos se formen e investiguen -denuncia- con lo que la única salida que le queda al profesional es ponerse en manos de la industria farmacéutica. Hay una responsabilidad por parte de los poderes públicos en todo esto». Los congresos, los ensayos clínicos, los estudios que se publican en las revistas científicas: casi todo se lleva a cabo con dinero de las empresas del sector. La plataforma no pretende acabar con la iniciativa privada, sino que haya un mayor peso de lo público, de forma que quede garantizada la independencia frente a intereses empresariales.
Ellos intentan practicar con el ejemplo. «No niego la colaboración con la industria. Acepto que me inviten a un congreso si creo que es interesante, pero por ejemplo no dejo que me inviten a comer o a cenar. Rechazo lo que quede fuera de lo estrictamente formativo», explica Carmen Guerrero, microbióloga. «De lo que se trata es de no aceptar nada que pueda luego hacerte sentir obligado a recetar un determinado fármaco», apunta Juan Antonio Sánchez, médico de familia y presidente de la Asociación en Defensa de la Sanidad Pública de la Región.
Leyes y códigos
Piden que haya una mayor regulación. La Ley del Medicamento aprobada en 2006 prohibe «el ofrecimiento directo o indirecto de cualquier tipo de incentivo, bonificaciones, descuentos, primas u obsequios por parte de quien tenga intereses directos o indirectos». Sin embargo, las comunidades autónomas «debían desarrollar un reglamento que en el caso de Murcia no se ha hecho», apunta Abel Novoa. En los últimos años han aparecido además diversos códigos éticos. El propio sector, agrupado en Farmaindustria, puso fin a los viajes pagados a los acompañantes de los asistentes a los congresos, y pide ahora más moderación en los hoteles que se escogen o en los tiempos de estancia.
Algunas cosas, efectivamente, han cambiado. «Antes podían elegir Cancún para presentar un medicamento y llevar allí a médicos de todo el mundo. Ahora se supone que todo debe estar más justificado», explica Novoa. Pero queda mucho por hacer. «En otros países hay una mayor concienciación que en España». Aquí, la clase médica todavía no ha abierto el debate. Pero este grupo de profesionales murcianos está decidido a hacerse oír.
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