Consumo vigilará los chiringuitos y las heladerías de la Región durante el verano

20minutos.es

Nueve inspectores de la Dirección General de Consumo han comenzado una batida por los chiringuitos y heladerías de la Región para vigilar que tengan la lista de precios a la vista, hojas de reclamaciones y que el precio en los tickets sea correcto. La campaña es la primera vez que se realiza en la Región y las sanciones podrían alcanzar los 3.000 euros.

«Hacía falta un control a los chiringuitos porque están proliferando por la costa y se suelen aprovechar de los turistas», explican fuentes de Facua Consumur de Murcia.

Pero Consumo también llevará a cabo otras tres campañas de inspección para evitar los abusos a los veraneantes. Así se revisará el etiquetado de la composición de la cerveza de los establecimientos «porque es un producto muy consumido en verano», explica Guillermo Herráiz, director general de Consumo.

Las tiendas que venden bicicletas para niños también serán inspeccionadas, así como los trajes de baño.

Durante el año pasado se abrieron 1.800 expedientes de los 16.000 establecimientos que fueron inspeccionados. Las sanciones, en su mayoría fueron leves.

Chiringuitos nocturnos

Cada vez hay más chiringuitos. El Ayuntamiento de Mazarrón ha adjudicado este verano ocho quioscos que estarán instalados en las playas del municipio hasta el 30 de septiembre.

La novedad es que los chiringuitos podrán permanecer abiertos hasta las cuatro de la madrugada. Prevén que la nueva medida beneficie el ritmo de la temporada alta, así como sea un aliciente para los turistas que visitan el municipio en verano.

Antes el horario de los chiringuitos oscilaba de las 11.00 a las 21.00 horas.
Isabel P. Fotógrafa
"Pagué 2,5 euros por una caña"
La popular Dolorosa puede ser más dolorosa si cabe tras tomar una cañas en un bar u otro. «Me cobraron 2,5 euros por una caña en un chiringuito de La Manga», cuenta Isabel P. que cuenta cómo se sentó en el local tras un baño convencida de que su precio no superaría el 1,2 €.
«Me quedé alucinada, pero tampoco me iba a poner a protestar como una loca», dice.