sábado, 30 de agosto de 2008

Los vecinos y comerciantes de Cabo de Palos protestan por el botelleo

La Opinión
Los afectados por los disturbios que ocasionan los cientos de jóvenes que se reúnen para beber alcohol en la calle llevan tres años esperando una solución a este problema
Más de 2.000 jóvenes hacen botelleo en el solar cercano al Mercadona en Cabo de Palos todos los fines de semana y los vecinos de la zona se quejan que después de tres años de protestas no han recibido ninguna solución por parte de las autoridades.
Orines, vómitos, excrementos, tampones, compresas, condones y demás basura por toda la calle es la resaca que queda por la mañana para las treinta y cinco familias que tienen una casa pegada a esta zona y para los dueños del centro comercial cercano a la zona. "Son ya varias instancias puestas en el Ayuntamiento y esta semana un responsable de la Policía Local de Cabo de Palos nos dijo que habíamos batido récord de llamadas de protesta.
El Ayuntamiento y los cuerpos de seguridad se pasan la pelota unos a otros y nadie vela porque podamos vivir sin ruido y sin que hagan sus necesidades en nuestras viviendas", comentó el presidente de la cooperativa calle Amaranto, Paco Mas.
Una trabajadora de una terraza del centro comercial La Baliza, que se encuentra a escasos diez metros del solar, asegura que la Policía Local impidió que se bebiera alcohol en la zona con un despliegue de varias patrullas hace tres semanas y que no entiende "cómo si aquel viernes demostraron que tenían medios suficientes, al día siguiente se volvió a llenar el solar de jóvenes bebidos". La afectada afirma que la convivencia está llegando a puntos enfermizos y algunos jóvenes hacen gala de una conducta agresiva: "El sábado pasado estamparon una botella de ron contra la pared de mi casa". Según esta afectada, estos episodios se repiten con mucha frecuencia cuando intentan llamar la atención a los chavales que hacen botelleo.
Los servicios de limpieza municipales sólo pueden sanear las aceras y el solar afectado, en ningún caso las fachadas de los comercios de la agrupación de comerciantes La Balida, ya que son propiedad privada. Los propios dueños son los que realizan estas tareas: "Este verano he gastado ya tres garrafas de cinco litros de zotal para desinfectar de orines y vómitos la terraza de mi negocio, además de 1.000 litros de agua cada fin de semana", comentó el dueño de una joyería.
El año pasado los vecinos de la urbanización La Caracola y los de la Cooperativa de la calle Amaranto ya amenazaron con cortar la carretera de acceso a Cabo de Palos en señal de protesta por los problemas de ruido y falta de higiene que ocasionan los jóvenes cuando se emborrachan.
"Este año la cosa está igual o peor", comenta el presidente de la cooperativa: "Ahora está terminando el verano y es muy difícil que nos hagan caso, pero para principios del próximo verano nos gustaría entablar contacto con el delegado del Gobierno para que se tomen medidas drásticas contra esta situación insostenible", concluyó Mas.
Según fuentes de la Policía Local, el problema no reside en la falta de efectivos, si no en que "cuando se disuelven los botelleos en esa zona, los jóvenes acuden a otros lugares, entonces sólo se está trasladando el problema a otros vecinos.
Estamos hablando de un asunto que no sólo tiene que ver con la policía".

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