sábado, 11 de julio de 2009

El G-8 compromete 20.000 millones de dólares para luchar contra el hambre

L'AQUILA (ITALIA), 11 (EUROPA PRESS)
Los países participantes en la cumbre del G-8 comprometieron este viernes un total de 20.000 millones de dólares, 5.000 millones más de lo esperado, a lo largo de los próximos tres años para combatir el hambre en el mundo, centrando la estrategia fundamentalmente en el desarrollo de la agricultura, el fomento del empleo y la consecución de reformas políticas. En el caso de España, que ya había comprometido 1.000 millones en cinco años, anunció otros 500 millones más destinados a la nutrición infantil.
En una declaración conjunta, los países y organizaciones presentes en la reunión sobre seguridad alimentaria celebrada en el marco de la cumbre del G-8 en la ciudad italiana de L'Aquila, entre ellos España, se mostraron de acuerdo en "actuar con la urgencia necesaria para alcanzar una seguridad alimentaria global sostenible".
"Para este fin, acompañaremos a los países y regiones vulnerables para ayudarles a desarrollar e implementar sus propias estrategias de seguridad alimentaria, y así juntos incrementar los compromisos sostenibles de asistencia financiera y técnica para invertir en estas estrategias", señala el comunicado.
De acuerdo con las cifras de Naciones Unidas, el número de malnutridos ha crecido durante los dos últimos años. De hecho, este año ya ha superado los 1.000 millones y puede que llegue a 1.200 millones, invirtiendo la tendencia de declive de las últimas cuatro décadas.
Los jefes de Estado y de Gobierno y las organizaciones internacionales y regionales reunidos en L'Aquila subrayan su "profunda preocupación por la seguridad alimentaria global, el impacto de la crisis económica y financiera y la subida de los precios el año pasado en los países menos capacitados para responder al aumento del hambre y la pobreza".
"La seguridad alimentaria, la nutrición y una agricultura sostenible deben ser un asunto de prioridad en la agenda política, para ser dirigida de forma transversal y con un enfoque inclusivo, implicando a todos los participantes a nivel global, regional y nacional", añade.
Este enfoque incluye, según la declaración, una mayor productividad agrícola, el estímulo de los cultivos, el énfasis en el desarrollo del sector privado, los minifundios, las mujeres y las familias, así como la preservación de las reservas naturales, el fomento del empleo y las oportunidades de trabajo decente y el conocimiento, y el incremento de los flujos comerciales, además de apoyar la buena gobernanza y las reformas políticas.
APORTACIONES
Para el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, la cuestión de la seguridad alimentaria es de máxima importancia para todos los países del mundo, pero las naciones ricas tienen la obligación moral de ayudar a las más pobres.
"No consideramos esta ayuda como un fin en sí mismo. Creemos que el objetivo de la ayuda debe ser crear las condiciones para ayudar a la gente a ser autosuficiente, ayudar a sus familias y mejorar sus condiciones de vida", recalcó el mandatario.
Obama dijo que se ha basado en la experiencia personal de su familia durante las negociaciones de esta mañana, refiriéndose a sus orígenes africanos, pues la gran mayoría de su familia paterna vive en Kenia. Estados Unidos donará 3.500 millones de dólares al programa aprobado por el G-8.
La segunda mayor contribución es de Japón, con 3.000 millones de dólares, mientras que la UE destinará 1.000 millones al año hasta 2011. Francia donará 2.000 millones y Reino Unido, 1.800. Por último, Canadá, España e Italia aportarán 520, 500 y 450 millones, respectivamente.
Según la declaración conjunta, los participantes en el encuentro de L'Aquila ven necesario "mejorar el acceso a los alimentos a través de una distribución más equitativa, la creación de empleo y mejores perspectivas para los países en desarrollo".
IMPULSAR LOS ODM
En la declaración, los países también establecen como prioridad el cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) así como su promoción e incremento. En este sentido, consideran que "la tendencia de reducción de los ODM y la financiación nacional en agricultura debe ser revertida".
De este modo, se comprometen a aumentar las inversiones "a corto, medio y largo plazo" en un desarrollo de la agricultura que beneficie directamente a los más pobres y cree un mejor uso de las instituciones internacionales.
"Uniendo esfuerzos (...) en todo el mundo podemos diseñar e implementar una estrategia efectiva de seguridad alimentaria, con prioridad para las regiones más pobres del planeta. Acordamos apoyar un esfuerzo global cuyos principios centrales sean el patrimonio y la rentabilidad nacional", indica.
Por último, los países aseguran que están "decididos a trasladar" todos los principios expuestos en esta declaración "a la acción y tomar todas las medidas necesarias para alcanzar una seguridad alimentaria global", por lo que animan a otros países y actores privados a unirse al "esfuerzo común hacia la seguridad alimentaria global a través de un enfoque coherente".
COMPROMISO DE ESPAÑA
El presidente del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, insistió en que la lucha contra el hambre y la ayuda al desarrollo será una de las prioridades principales de la próxima presidencia española de la Unión Europea (UE), que empezará a partir del próximo mes de enero.
En línea con los acuerdos alcanzados este viernes, Zapatero subrayó que los compromisos con el desarrollo deben estar en la "agenda permanente" de la gobernanza mundial, por lo que uno de los objetivos de la presidencia española de la UE será "elevar" la implicación de los países donantes y también la coordinación de todos, también de los que las reciben.
Así, el Gobierno destinará 500 millones de euros para reforzar programas de nutrición infantil en los países menos desarrollados, lo que se une al compromiso de 1.000 millones en los próximos cinco años a proyectos para fomentar la agricultura y la seguridad alimentaria que Zapatero anunció con ocasión de la reunión de alto nivel sobre esta cuestión que se celebró en Madrid en enero.
"Hoy nos podemos sentir satisfechos al comprobar que otros donantes se unen a este llamamiento, anunciando nuevas contribuciones financieras para luchar contra el hambre y la miseria", celebró Zapatero no sin insistir en que "en los próximos meses tenemos que ser muchos más".
CRÍTICAS
Una vez finalizada la cumbre de L'Aquila no tardaron en aparecer las reacciones ante los compromisos adquiridos. El director general de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Jacques Diouf, valoró que los dirigentes de los países ricos estén cambiando su política de donaciones para alimentos hacia la inversión agrícola, pero advirtió de que las promesas no satisfarán todas las necesidades.
Para Diouf, los compromisos hechos en la reunión del G-8 sientan las bases para que se dé un mayor progreso en la cumbre que celebrará la FAO el próximo noviembre en Roma. "Es un paso excelente y positivo hacia esta cumbre en la que, esperamos, conseguiremos más en lo referente al cambio en la política que hemos presenciado en L'Aquila", concluyó.
Sin embargo, la directora general de Intermón Oxfam, Ariane Arpa, tachó de "vergonzosa" la cumbre, y afirmó que "el único rayo de luz" ha sido el compromiso de 20.000 millones de dólares para luchar contra el hambre.
Arpa alertó también de que en anteriores ocasiones ya se han oído cifras similares, por lo que instó a los líderes mundiales a que, "si quieren mantener su credibilidad, lo importante es que estos fondos sean nuevos y se desembolsen cuanto antes".

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