sábado, 28 de abril de 2007

CARTAGENA

Una tromba ahoga la ciudad en una hora

Una tormenta con granizo y aparato eléctrico deja 25 litros por metro cuadrado, inunda bajos y garajes, obliga a cortar el tráfico en varios tramos y llena de fango calles y parques

JOSÉ ALBERTO GONZÁLEZ/CARTAGENA/LA VERDAD
La hora de la siesta no fue ayer un paréntesis tranquilo para los vecinos de Cartagena. Una enorme tromba de agua y granizo, que descargó 25 litros por metro cuadrado en tan solo 60 minutos, anegó entre las cuatro y las cinco de la tarde bajos comerciales, viviendas y parques y convirtió las calles y carreteras de la ciudad en una gran balsa de agua y en un confuso escenario para el tránsito de vehículos y de peatones.

No hubo barrio que se salvara de las molestias generadas por una lluvia que, desde poco después de las tres y media, fue creciendo en intensidad. Según el Centro Meteorológico de Guadalupe, hasta las cinco cayeron 27,5 litros por metro cuadrado.


Los principales problemas afectaron al ensanche urbano (en calles como Juan Fernández, Carmen Conde o Reina Victoria, donde se formaron grandes charcos), las zonas cercanas a las ramblas de Benipila, Canteras y Los Dolores, la Media Legua y las calles Santa Florentina y del Carmen.

Grandes balsas

En esta última, el tramo que va desde la calle Canales hasta el Icue fue acordonado por la Policía Local durante más de una hora hasta que operarios de Aquagest retiraron con mangueras el barro acumulado en los adoquines y recondujeron a la red de alcantarillado el agua acumulada.

La lluvia también inundó tiendas y, como en la mayoría de las calles, arrastró tierra e hizo saltar las tapas del alcantarillado, lo que llenó las aceras de fango y malos olores.

La Policía Local cortó la circulación durante algunos minutos en la calle Jorge Juan, donde se quedaron tascados varios vehículos. También interrumpió el tráfico en la carretera de Cartagena a Mazarrón, a la altura del hospital Naval.

Los bomberos tuvieron que realizar una decena de salidas para achicar garajes, locales de comercios y otras dependencias, y para rescatar a conductores atrapados en sus coches. Además, varias patrullas de Protección Civil echaron una mano en las llamadas de emergencia de los vecinos.

La gran nube negra que barrió Cartagena hizo que, por momentos, diera la impresión de que ni siquiera había aceras. Cuando la tormenta amainaba, grupos de vecinos contemplaban impresionados cómo un torrente bajaba por la calle del Parque e impedía cruzar desde la plaza de Juan XXIII hacia la calle Santa Florentina, donde algunos comerciantes llamaban la atención a los conductores que se pasaban de velocidad y empapaban a quienes se atrevían a caminar pegados a la pared.

Las intensas precipitaciones, que estuvieron acompañadas de aparato eléctrico, dejaron pequeña la red de alcantarillado.

Así que, mientras se inundaban varios pabellones deportivos y el auditorio del Parque Torres (una empresa de sonido vio cómo el agua estropeaba sus equipos técnicos), desde el parque Sauces, la torrentera desaguaba hacia una calle Tierno Galván convertida en piscina.

Unos metros más allá, en el cruce de Jacinto Benavente con Juan de la Cosa, la marea oscilaba de un bordillo a otro y obligaba a andar de puntillas para no meter los zapatos en los charcos. Y, eso, sin soltar el paraguas.

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