Las habitaciones y los pasillos están llenos de insectos todo el día
Los pacientes temen las picaduras por si son portadoras de enfermedades
Los pacientes temen las picaduras por si son portadoras de enfermedades
Los enfermos de la primera planta del Hospital Santa María del Rosell llevan unas cuantas noches en vela. No hay que buscar razones médicas para justificar el insomnio: la culpa es de una plaga de mosquitos que invade la mayoría de las habitaciones y que no deja descansar a nadie.
La Verdad comprobó ayer in situ las quejas que desde hace días trasladan enfermos y acompañantes. Los insectos están por todos lados: en paredes, cerca de los enchufes, en las rejillas difusoras del aire acondicionado y en los techos.
Los pacientes están indignados, y no entienden cómo siendo un hospital las habitaciones y los pasillos están infectados de esos pequeños insectos que en algunos casos son portadores de enfermedades. Por el día dicen que la situación es más llevadera, pero al llegar la noche y encender las luces, todo se llena de mosquitos.
La familia de un enfermo, que ayer habló con este periódico a cambio de que su identidad no trascienda, se ha dirigido en varias ocasiones a la mesa de control de la primera planta para quejarse a los enfermeros de esa situación. Aseguran que la respuesta siempre es la misma: no pueden hacer nada.
Contra grandes males, grandes remedios. Al final han optado por traer de sus casas insecticidas eléctricos para evitar los incómodos picotazos. «Pero ni con esas», dice una mujer. «Compré un aparato que emite ondas que alejan a los mosquitos, pero siguen aquí picándonos», añade.
Por las noches, cuando apagan todas las luces de las habitaciones, estos incomodos inquilinos se trasladan a los pasillos, donde «hay que ir apartándolos con las manos para que no te piquen», explica Remedios Turpín, familiar de un paciente.
Hospitales sin insectos
Esta mujer trabaja en el Hospital Clínico de Madrid y asegura no haber visto nunca antes un caso similar en un centro sanitario. Ella y otros acompañantes se han quejado sin éxito a las enfermeras. Para proteger a los enfermos, no pueden echar insecticidas en las habitaciones ni en los pasillos. La única solución que les han dado es que por el momento se traigan de casa los aparatos antimosquitos y que pongan una reclamación en el Servicio de Atención al Paciente.
El personal sanitario también es consciente de esta incómoda situación. Las enfermeras que pasan las noches allí han optado por llevar de casa sus propios matamoscas, pero parece que nada puede con la plaga.
Algunas enfermeras aseguran a La Verdad que el problema no sólo es de la primera planta, sino que está extendido por todo el hospital. «A nosotras también nos pican, cuando tengo el turno de la noche traigo el antimosquitos de casa porque es insoportable pasar la noche con tantos mosquitos», dice una trabajadora que tampoco quiere que su nombre trascienda por motivos obvios.
Este periódico pudo comprobar ayer que las paredes de varias habitaciones son cementerio de mosquitos; los hay por todas partes, muertos y vivos, que revolotean a sus anchas por una zona que debería estar protegida por la cantidad de enfermedades que esos insectos pueden transmitir a personas de salud delicada.
Varios pacientes dicen estar sufriendo este problema más de un mes, pero que tienen miedo de quejarse en el Servicio de Atención al Paciente.
Tanto pacientes como trabajadores piden a la dirección del hospital que tome medidas y solucione este problema que se agrava cuando llega el verano.
Todos los años
«A mí me han llegado a decir que esto es normal porque el hospital está en el almarjal, y que ocurre todos los años», explica indignado un paciente. Una familiar recuerda que hace años que aquella zona de la ciudad dejó de ser pantanosa.
Los afectados no saben si estos insectos llegan por los conductos del aire acondicionado o directamente de la calle, pero la realidad es que ni familiares ni pacientes pueden descansar en el hospital público de Cartagena.
La Verdad comprobó ayer in situ las quejas que desde hace días trasladan enfermos y acompañantes. Los insectos están por todos lados: en paredes, cerca de los enchufes, en las rejillas difusoras del aire acondicionado y en los techos.
Los pacientes están indignados, y no entienden cómo siendo un hospital las habitaciones y los pasillos están infectados de esos pequeños insectos que en algunos casos son portadores de enfermedades. Por el día dicen que la situación es más llevadera, pero al llegar la noche y encender las luces, todo se llena de mosquitos.
La familia de un enfermo, que ayer habló con este periódico a cambio de que su identidad no trascienda, se ha dirigido en varias ocasiones a la mesa de control de la primera planta para quejarse a los enfermeros de esa situación. Aseguran que la respuesta siempre es la misma: no pueden hacer nada.
Contra grandes males, grandes remedios. Al final han optado por traer de sus casas insecticidas eléctricos para evitar los incómodos picotazos. «Pero ni con esas», dice una mujer. «Compré un aparato que emite ondas que alejan a los mosquitos, pero siguen aquí picándonos», añade.
Por las noches, cuando apagan todas las luces de las habitaciones, estos incomodos inquilinos se trasladan a los pasillos, donde «hay que ir apartándolos con las manos para que no te piquen», explica Remedios Turpín, familiar de un paciente.
Hospitales sin insectos
Esta mujer trabaja en el Hospital Clínico de Madrid y asegura no haber visto nunca antes un caso similar en un centro sanitario. Ella y otros acompañantes se han quejado sin éxito a las enfermeras. Para proteger a los enfermos, no pueden echar insecticidas en las habitaciones ni en los pasillos. La única solución que les han dado es que por el momento se traigan de casa los aparatos antimosquitos y que pongan una reclamación en el Servicio de Atención al Paciente.
El personal sanitario también es consciente de esta incómoda situación. Las enfermeras que pasan las noches allí han optado por llevar de casa sus propios matamoscas, pero parece que nada puede con la plaga.
Algunas enfermeras aseguran a La Verdad que el problema no sólo es de la primera planta, sino que está extendido por todo el hospital. «A nosotras también nos pican, cuando tengo el turno de la noche traigo el antimosquitos de casa porque es insoportable pasar la noche con tantos mosquitos», dice una trabajadora que tampoco quiere que su nombre trascienda por motivos obvios.
Este periódico pudo comprobar ayer que las paredes de varias habitaciones son cementerio de mosquitos; los hay por todas partes, muertos y vivos, que revolotean a sus anchas por una zona que debería estar protegida por la cantidad de enfermedades que esos insectos pueden transmitir a personas de salud delicada.
Varios pacientes dicen estar sufriendo este problema más de un mes, pero que tienen miedo de quejarse en el Servicio de Atención al Paciente.
Tanto pacientes como trabajadores piden a la dirección del hospital que tome medidas y solucione este problema que se agrava cuando llega el verano.
Todos los años
«A mí me han llegado a decir que esto es normal porque el hospital está en el almarjal, y que ocurre todos los años», explica indignado un paciente. Una familiar recuerda que hace años que aquella zona de la ciudad dejó de ser pantanosa.
Los afectados no saben si estos insectos llegan por los conductos del aire acondicionado o directamente de la calle, pero la realidad es que ni familiares ni pacientes pueden descansar en el hospital público de Cartagena.
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