Juan F. Robles/ la Verdad
Ya no hay más plazo… la fiesta se ha adueñado de las calles y plazas de la Ciudad de la Cruz. Las peñas caballistas celebraron a lo grande su jornada de convivencia en el último sábado de abril, como seña indiscutible de que la Fiesta Grande ya ha llegado. Pero además, la jornada está marcada por la llegada del Tío de la Pita, el verdadero heraldo de las Fiestas de Mayo al que niños y mayores esperan anualmente para cantar la popular 'Serafina' y el 'Ora Pro Nobis', entre otras celebérrimas piezas.
Los grupos de peregrinos, que ayer llegaron nuevamente a miles, se encontraron con una ciudad rendida a la fiesta y dispuesta a acogerles. Entre quienes peregrinaron a pie, cada vez es mayor el número de personas que llegan andando, se encontraban funcionarios de la Jefatura Provincial de Tráfico, con su director, Francisco Jiménez, entre ellos; junto a ellos, un nutrido grupo de senderistas de la Federación de Montañismo de la Región, con su presidente, Antonio Ruiz Ortega, a la cabeza. José María Esteban, anterior director de La Verdad, también formaba parte del grupo que fue recibido en la plaza del Arco, por el alcalde, Domingo Aranda y por el delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, que los acompañó hasta la Basílica donde esperaba el hermano mayor de la Cofradía de la Vera Cruz, José Luis Castillo.
Mientras, las peñas caballistas recorrían todos los rincones de la ciudad en el Día del Pañuelo, prenda que ha ido dando paso a camisetas de vistosos colores y a otros elementos que permiten identificar a cada peña. Las amazonas del Bando de los Caballos del Vino, María Dolores Martínez y Andrea Romero, acompañadas por el presidente del Bando, Jesús Bermúdez y la caballista del año, Isabel Guerrero, y por un numeroso grupo de festeros participaron en el arroz popular que se sirvió en la carpa municipal instalada junto a la antigua estación de ferrocarril.
Por la tarde, la Gran Vía y las calles de la Zona se llenaron de alegría y música que jalonaron el paso de la comitiva que recibió, como es tradicional, al Tío de la Pita y que le acompañó hasta la plaza del Arco.
Ya no hay más plazo… la fiesta se ha adueñado de las calles y plazas de la Ciudad de la Cruz. Las peñas caballistas celebraron a lo grande su jornada de convivencia en el último sábado de abril, como seña indiscutible de que la Fiesta Grande ya ha llegado. Pero además, la jornada está marcada por la llegada del Tío de la Pita, el verdadero heraldo de las Fiestas de Mayo al que niños y mayores esperan anualmente para cantar la popular 'Serafina' y el 'Ora Pro Nobis', entre otras celebérrimas piezas.
Los grupos de peregrinos, que ayer llegaron nuevamente a miles, se encontraron con una ciudad rendida a la fiesta y dispuesta a acogerles. Entre quienes peregrinaron a pie, cada vez es mayor el número de personas que llegan andando, se encontraban funcionarios de la Jefatura Provincial de Tráfico, con su director, Francisco Jiménez, entre ellos; junto a ellos, un nutrido grupo de senderistas de la Federación de Montañismo de la Región, con su presidente, Antonio Ruiz Ortega, a la cabeza. José María Esteban, anterior director de La Verdad, también formaba parte del grupo que fue recibido en la plaza del Arco, por el alcalde, Domingo Aranda y por el delegado del Gobierno, Rafael González Tovar, que los acompañó hasta la Basílica donde esperaba el hermano mayor de la Cofradía de la Vera Cruz, José Luis Castillo.
Mientras, las peñas caballistas recorrían todos los rincones de la ciudad en el Día del Pañuelo, prenda que ha ido dando paso a camisetas de vistosos colores y a otros elementos que permiten identificar a cada peña. Las amazonas del Bando de los Caballos del Vino, María Dolores Martínez y Andrea Romero, acompañadas por el presidente del Bando, Jesús Bermúdez y la caballista del año, Isabel Guerrero, y por un numeroso grupo de festeros participaron en el arroz popular que se sirvió en la carpa municipal instalada junto a la antigua estación de ferrocarril.
Por la tarde, la Gran Vía y las calles de la Zona se llenaron de alegría y música que jalonaron el paso de la comitiva que recibió, como es tradicional, al Tío de la Pita y que le acompañó hasta la plaza del Arco.
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